Madurez

Creo que demostramos nuestro nivel de madurez por cómo respondemos cuando las cosas no tienen sentido. Cuando surgen problemas, cuando la gente nos decepciona o lo que esperamos no sale como esperábamos. De la misma manera que Marta expresó su decepción porque Jesús llegó demasiado tarde para salvar a su hermano Lázaro: “Señor”, le dijo Marta a Jesús, “si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:21). Si somos inmaduros, no podremos lidiar con el caos emocional. Si somos maduros o al menos estamos madurando, confiaremos en Dios para que nos ayude a darle sentido al desorden.

Cuando las cosas no tienen sentido, es cuanto más desafiados estamos. Mientras Juan el Bautista estaba en un calabozo, su resentimiento parecía mayor con Jesús que con Herodes. Se sintió traicionado porque no se abrieron las puertas de la prisión; tenía el corazón quebrantado, pero ningún Mesías vino a vendarlo. Sobre todo, ¿dónde estaba el juicio para los pecadores? Con amarga decepción, preguntó: “¿Eres tú el que está por venir o debemos esperar a otro?” Jesús respondió profundamente al desánimo de Juan: “Bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.” (Lucas 7:23). Jesús le dijo a Juan que no permitiera que su decepción socavara su confianza por no entender los caminos de Dios.

Cuando Jesús respondió a la pregunta de Juan, no explicó por qué se había retenido el juicio de Dios. No hubo ninguna aclaración de por qué a Herodes se le permitió permanecer en su trono y por qué los romanos no fueron controlados. El mayor misterio es por qué Jesús, que abrió los ojos a los ciegos e hizo caminar a los cojos, nunca se ofreció para liberar a Juan. Sin embargo, la única cosa alentadora que Jesús le dio a Juan fue esto: “Bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí” (Lucas 7:23).

La decepción que Juan sintió por Jesús se ve hoy en la gente. Son las personas que dejan de asistir a la iglesia y de creer en Dios como antes porque Dios no detuvo la muerte de sus seres queridos. Están decepcionados porque no obtuvieron la promoción o el éxito codiciado que querían. ¿Dónde estaba Jesús cuando su matrimonio se estaba desmoronando? Estas palabras de Jesús son para nosotros hoy tanto como lo fueron para Juan. El mensaje que Jesús envió fue simplemente este: “Juan, serás bendecido si no te apartas de mí debido a tu decepción por la manera en la que elijo hacer las cosasr”. Y Juan se animó y se mantuvo firme hasta el fin.

(Crianza con una visión a largo plazo ) https: // bovdbrooks.com/